viernes, 19 de junio de 2009

Una película: Lilya forever (Lukas Moodysson, 2002)

Una película muy dura. Rodada con un estilo muy realista, casi documental, muestra con crudeza la vida de las clases desfavorecidas en la Europa desfavorecida y cómo estas se encuentran a merced de cualquier explotador sin escrúpulos. El director Lukas Moodysson ofrece una visión absolutamente desoladora y pesimista del ser humano. Todos los personajes son de un egoísmo y una crueldad feroces excepto los dos protagonistas, Lilya y Volodya, dos niños de 16 y 11 años entre los cuales surge una amistad pura e inocente. Precisamente en medio toda la inmundicia y la inmoralidad de la sociedad que se muestra en la película, la relación entre estos dos personajes es un rayo de esperanza. Sin embargo, la intención de Moodysson es dejar una impresión en el espectador y, desde luego, lo consigue. No dejará indiferente a nadie.
La belleza de ciertas imágenes y la atrocidad de otras hacen de ésta una película única, que, conteniendo una fuerte carga de crítica social, va más allá del momento y el lugar en que se desarrolla la trama y ofrece una reflexión sobre todo lo terrible y lo bello que el ser humano es capaz de crear.

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