miércoles, 8 de julio de 2009

Un libro: La novela luminosa (Mario Levrero, 2005)


Si con el surrealismo existencial de su Trilogía involuntaria (1970-1982), publicada en España en 2008 por Debolsillo, el uruguayo Mario Levrero me enganchó, con su obra póstuma, La novela luminosa (2005), me ha conquistado definitivamente. Éste es el último libro que escribió -Levrero murió en agosto de 2004. Se trata de un diario que abarca los meses previos a la terminación de una novela que había comenzado a redactar en los años ochenta. En él Levrero va contando sus experiencias cotidianas y la repercusión que tienen las mismas en su estado de ánimo. Al principio parece aburrido (más teniendo en cuenta que el libro tiene 576 páginas), pero enseguida la profunda honestidad del autor y su agudeza a la hora de observar sus propias emociones atrapan. Sin embargo, este diario es una preparación para el plato fuerte: La novela luminosa (también autobiográfica) propiamente dicha, que abarca algo más de cien páginas al final del libro. La libertad con que Levrero se entrega a la narración de su trayectoria vital y espiritual es prodigiosa y, unida a su dominio de la prosa, su ironía, su indomable rebeldía y su búsqueda de la verdad, hace de éste un libro memorable.

La novela luminosa fue publicada en España en 2008 por Mondadori

martes, 23 de junio de 2009

Una película: A pleno sol (René Clément, 1960)


Hacer una película sobre un asesino perturbado en la que éste sea el protagonista y no se ofrezca ninguna explicación psicológica, redentora y facilona de por qué el personaje hace lo que hace es una proeza que hoy día muy pocos cineastas se atreverían a intentar, pero en 1960 aún era posible hacer esa película y además convertirla en un éxito de público (me atrevo a decir que menos tonto y adocenado que la audiencia actual), aunque también habría que decir que buena parte de ese éxito se debió probablemente a la presencia del guaperas de moda en la época, Alain Delon.


El otro día haciendo zapping me topé con esta adaptación cinematográfica de la novela de Patricia Highsmith The talented Mr. Ripley. Bien por la recuperación de la buena costumbre de emitir películas de 1999 para atrás, que se había perdido casi por completo en los cinco canales tradicionales de televisión.


Clément presenta a Tom Ripley como un asesino frío y distante, sin ofrecer una explicación clara de su motivación psicológica. No se sabe qué pesa más en él, si la ambición material o el deseo de ser otra persona. La fría determinación de Ripley (interpretación inolvidable de Alain Delon) contrasta con la ambigüedad de un personaje misterioso, misterio derivado de una soledad y un hermetismo implacables. La magnífica fotografía de Henri Decaë refleja en forma y contenido el aislamiento patológico del personaje. Las peripecias de Ripley se narran con un ritmo lento y firme sin que se intente implicar al espectador emocionalmente a través de la música o el uso de la cámara. Tom es moralmente deplorable pero no podemos evitar simpatizar con él en sus intentos de evitar ser descubierto por la policía. Él espectador es zarandeado sin piedad entre la ansiedad por su seguridad y la de sus víctimas potenciales. La película no cae en la toma de una postura moral sobre sus personajes (el de Ripley no es el único comportamiento reprobable). Es más, esta es una película que parece hecha para invitar al público a que, durante dos horas, dé rienda a sus instintos más oscuros y se atreva a identificarse con alguien que no duda ni un momento en hacer lo necesario para conseguir lo que se ha propuesto, lo cual es una aproximación más honesta a la naturaleza del espíritu humano que la mayoría de las que ofrece el cine negro.

domingo, 21 de junio de 2009

Un disco: Art Brut vs. Satan (Art Brut, 2009)


Una mezcla fresca y cruda de punk e indie sin florituras.

sábado, 20 de junio de 2009

Un poema

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...


César Vallejo

viernes, 19 de junio de 2009

Una película: Lilya forever (Lukas Moodysson, 2002)

Una película muy dura. Rodada con un estilo muy realista, casi documental, muestra con crudeza la vida de las clases desfavorecidas en la Europa desfavorecida y cómo estas se encuentran a merced de cualquier explotador sin escrúpulos. El director Lukas Moodysson ofrece una visión absolutamente desoladora y pesimista del ser humano. Todos los personajes son de un egoísmo y una crueldad feroces excepto los dos protagonistas, Lilya y Volodya, dos niños de 16 y 11 años entre los cuales surge una amistad pura e inocente. Precisamente en medio toda la inmundicia y la inmoralidad de la sociedad que se muestra en la película, la relación entre estos dos personajes es un rayo de esperanza. Sin embargo, la intención de Moodysson es dejar una impresión en el espectador y, desde luego, lo consigue. No dejará indiferente a nadie.
La belleza de ciertas imágenes y la atrocidad de otras hacen de ésta una película única, que, conteniendo una fuerte carga de crítica social, va más allá del momento y el lugar en que se desarrolla la trama y ofrece una reflexión sobre todo lo terrible y lo bello que el ser humano es capaz de crear.

jueves, 18 de junio de 2009

La trilogía involuntaria de Mario Levrero


Estoy terminando de leer la llamada "Trilogía involuntaria", escrita entre 1966 y 1970 por el uruguayo Mario Levrero (1940-2004). Ya he acabado con dos de los volúmenes -La ciudad y El lugar- y ahora estoy con el tercero -París, 1970. Me ha entusiasmado especialmente El lugar. En España Debolsillo publicó los tres volúmenes en un estuche en 2008.

domingo, 14 de junio de 2009

Queremos tanto a Morrissey

Como líder de los Smiths, probablemente el grupo británico más importante de los 80 -con perdón de los Stone Roses-, las letras de Morrissey, teatrales, emocionadas y poéticas, llenas de angustia romántica, alienación social e ingenio mordaz, conectaron poderosamente con una legión de jóvenes igualmente sensibles y desafectos. Estos fans convirtieron a los Smiths en estrellas en Gran Bretaña. Ejerciendo una influencia formidable en el rock británico durante muchos años después de su disolución e incluso aunque el grupo no haya superado el estatus de artistas de culto en el resto del mundo, parece que los admiradores de los Smiths siguen siendo cada vez más conforme pasa el tiempo. Morrissey, a sus recientemente cumplidos 50 años, es ya un icono en la educación sentimental de muchos.